Lope de Moscoso y Mendoza, IV marqués de Almazán

LOPE HURTADO DE MENDOZA Y MOSCOSO (D.) IV Marques de Almazan, y Conde de Monteagudo, nació en la Parroquia de S. Gines, hijo de D. Gaspar de Moscoso Osorio, VI Conde de Altamira, natural de la Ciudad de Santiago, Gentil Hombre de Cámara de S. M., Caballerizo Mayor de la Reyna Doña Isabel de Borbon, y de Doña Ana de Mendoza, III Marquesa de Almazan, natural de aquella Villa. D. Luis de Salazar dice que fué hijo de D. Lope, V Conde de Altamira; pero no lo fué sino de D. Gaspar. El año de 1632 asistió á la Jura del Príncipe D. Baltasar entre los Títulos como Marques de Almazan; el de 634, por Cédula de 16 de Marzo, le hizo S. M. merced de la Encomienda de la Hinojosa, y el Real Consejo de las Ordenes le mandó dar título de Caballero de la de Santiago en 1 de Abril, para que la entrase á gozar. Fué Gentil-Hombre de Cámara del Sr. D. Felipe IV, y su Guarda Mayor; pero le arrebató la muerte en lo mejor de su edad, viviendo aun su padre (a). Casó con Doña Juana de Roxas y Córdoba, natural de Madrid, hija de los Duques de Sesa, de quien dexó tres hijos, uno varón, D. Gaspar, que siguió la Casa, y dos hembras. Fué muy instruido, hizo algunos versos, y en la Fama Postuma de Lope de Vega hay suyo el siguiente Soneto:

    No ha muerto Lope, pues aun hoy respira

         La fama con aliento dilatado,

         Y el olvido, que á tantos ha borrado,

         Apénas de los ojos le retira.

    Antes parece ya, según se mira

         De nuevos esplendores adornado,

         Que la llama vital que sopló el hado,

         Se esforzó con la llama de la pira.

    Y si en lo activo de ese incendio ha sido

         El término preciso, en lo luciente,

         Vincularán los tiempos lo mudable.

    ¡O grande admiración! pues ha podido

         De una llama, que ardió caducamente,

         Resultar una luz indeclinable. (a) Genealogía para su Hábito: Salazar, Casa de Lara, tom. 2 pág. 630. Hijos de Madrid, Ilustres en Santidad, Dignidades, Armas, Ciencia y Artes Por D. Joseph Antonio Alvarez y Baena, Madrid, MDCCXC, Tomo Tercero. J. L. Págs. 348 y 349